Cuando el dasnevismo ensayaba su desembarco en Capital Federal, y distintos conflictos sacudían la provincia de Chubut, léase, paro docente, paro de judiciales, crisis pesquera, destitución del Procurador General, hubo un hecho que marco y golpeo al dasnevismo, y paradojicamente, no fue ningún agente externo, sino por el contrario, lo que hizo temblar la estuctura política del gobernador, fue su propio hijo.
Es que el hijo, subsecretario, vocero y ahora jefe de campaña, del padre, hizo algo que jamas se debe hacer y es desconocer la trayectoria de un compañero, sobretodo, cuando éste, es ni mas ni menos que el para muchos, sustento ideológico y político, del dasnevismo en Chubut Norberto Yaguar.
Quienes conocen la historia del peronismo en Chubut, pueden dar fe de la trayectoria como militante del hasta hoy Ministro Coordinador de Gabinete, tal vez es el máximo exponente de la denominada Generación Intermedia, dentro de la cual también militaba entre otros, el también reconocido Carlos Whom.
Caricatura: "EL diario de Madryn"Para refrendar la calidad de hombre político, Yaguar dijo lo medios mas importantes de la provincia, algo que seguramente puede traer mas desconfianza que certezas puertas adentro del dasnevismo, al asegurar que, "A algunos les molesta que un ministro muy ligado al Gobernador tenga altos números de aceptación en la gente".
Esas declaraciones, solo pueden hacerse,cuando se tiene una espalda tan grande, capaz de soportar las embestidas acostumbradas, que el peronismo es capaz de dar, entiendase, cobertura política económica.
Seguramente y en respuesta a las declaraciones de Yaguar, apareció el propio Das Neves, quien dejo una frase que cabe a todos, menos a él, al decir que "«Los puestos del Estado no se usan para manejar los recursos en función de la carrera política de nadie», avisa.La sucesión en el cargo que ocupa no es un asunto que parece desvelarlo. «Será el que esté mejor con la gente, si es una figura de las actuales; o aparecerá un referente social. No hay apuro y no hay que apurarse. A los apurados siempre les ha ido mal».